En una de esas aulas, en una pequeña habitación con grandes ventanales que daban hacia un jardín interior lleno de plantas exóticas, se encontraba Selene, una joven mentora de la Pedagogía Gnóstica. Su cabello oscuro caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con la intensidad de quien ha explorado su propio ser y está dispuesta a guiar a otros en ese mismo viaje. Frente a ella, sentada en un sillón de cuero desgastado, estaba Isabela, una adolescente de quince años, de mirada curiosa y manos inquietas.
Selene: [mirando por la ventana hacia el jardín] "Isabela, ¿alguna vez has pensado en lo que podría florecer dentro de ti si te permitieras realmente explorar tu jardín interior?"
Isabela: [mordiéndose el labio, pensativa] "Supongo que nunca lo he visto de esa manera... Siempre he sentido que hay algo más en mí, pero no sé cómo encontrarlo."
Selene: [sonriendo con ternura] "Eso que sientes es el Ser Auténtico Latente. Es como una semilla, escondida en la profundidad de tu ser, esperando el momento adecuado para germinar. Pero para que florezca, debes primero preparar el suelo, conocer el terreno donde plantarla."
Isabela: [mirando el jardín afuera] "¿Y cómo preparo ese terreno? No sé ni por dónde empezar."
Selene: [acercándose a ella, colocándose de rodillas frente al sillón] "El primer paso es conocerte a ti misma, Isabela. No a la Isabela que los demás ven, sino a la verdadera Isabela que existe más allá de las expectativas y los miedos. La gnosopedagogía nos enseña que la educación comienza desde adentro. ¿Qué sientes cuando estás sola, en silencio? ¿Qué pensamientos aparecen en tu mente cuando no hay distracciones?"
Isabela: [susurrando, con los ojos brillantes] "A veces siento que tengo tantas preguntas... sobre quién soy, sobre lo que quiero... Pero al mismo tiempo, tengo miedo de descubrir que no hay nada especial en mí."
Selene: [tomando las manos de Isabela entre las suyas] "Todos tenemos miedos, Isabela. El miedo es una sombra en nuestro jardín interior. Pero las sombras solo existen porque hay luz. Tu tarea es encontrar esa luz, esa chispa dentro de ti que ilumina tu camino. No tienes que ser perfecta, ni tener todas las respuestas ahora. Solo debes estar dispuesta a buscar."
Isabela: [respirando hondo] "Pero, ¿cómo sé si estoy en el camino correcto?"
Selene: [levantándose y caminando hacia una pequeña mesa donde reposaba una antigua lámpara de aceite] "El camino correcto es el que te permite crecer, el que te desafía, pero no te rompe. Imagina esta lámpara. Si no la enciendes, siempre estará en la oscuridad. Pero cuando la prendes, la luz que emite no es solo para iluminar a los demás; también te permite ver el camino frente a ti."
Isabela: [asintiendo, como si las palabras de Selene estuvieran prendiendo algo dentro de ella] "Entonces... debo encender mi propia lámpara."
Selene: [volviendo a sentarse junto a ella] "Exactamente. Y yo estaré aquí para ayudarte a encontrar el aceite, para enseñarte cómo proteger esa llama de los vientos del miedo y la duda. La gnosopedagogía no se trata solo de aprender; se trata de transformarte a ti misma en el proceso. Hoy plantaremos la primera semilla en tu jardín interior."
Isabela: [con determinación en su voz] "Estoy lista. Quiero descubrir quién soy realmente, más allá de lo que los demás esperan de mí."
Selene: [sonriendo ampliamente] "Ese es el primer paso hacia el florecimiento. Y recuerda, este es un viaje que harás toda tu vida. Cada día, una nueva flor puede abrirse en tu jardín interior, si solo te permites regarla con autoconocimiento y amor."
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