El ser humano
está huérfano. Fue lanzado a este mundo para descubrir una verdad que está
repartida y fragmentada en diversos y a veces muy distantes trozos. Algunos
hombres se han organizado entorno a un trozo de esta verdad absoluta, y sobre
la base de aquel trozo finito, han pretendido entenderlo todo creando dogmas
irrenunciables y verdades relativas, interpretaciones privadas a las que han
llamado religión, ciencia o filosofía. Para comprender, sin embargo, la
compleja estructura del mundo, es necesario no establecerse definitivamente en
un lugar o posición. La inmovilidad del saber, puede peligrosamente
transformarse en la inflexibilidad del saber y la rigidez del ser. Es entonces
fundamental la posibilidad de la movilización, pasar del sedentarismo del
conocer absoluto al nomadismo del conocer progresivo. El hombre finalizado, ya
disfruta de su pleno y único gozo, por el contrario, el hombre que se entiende
a sí mismo como inacabado, descubrirá gozos y placeres diversos a medida que
avance en su completación.
Para lograr
avanzar en la construcción individual, el sujeto debe primero, hallar los
materiales y herramientas que le posibilitarán y facilitarán esta labor
artesana y artística. Si la construcción es interna, debe hallar de esta forma,
materiales y utensilios de carácter internos. Pero ¿cuál es el afán de esta
construcción, de este diseño íntimo y de esta edificación profunda?,
¿únicamente la aparición de una versión más sofisticada de uno mismo?
El propósito
de la construcción es quitar el velo. Hay un límite establecido para el
conocimiento material del mundo, y a pesar de que este límite se ha “desplazado”
como consecuencia del saber positivo de las ciencias naturales, no nos permite
aún, alcanzar las respuestas a las interrogantes elementales del ser: ¿quién
soy más allá de mi cuantificación física y biográfica?, ¿cuál es el verdadero
sentido del ser?, ¿es esta vida material todo lo que hay y existe?, ¿desde dónde
vengo y hacia dónde voy?, ¿cuál es el propósito de mi existencia en este tiempo
y lugar particular de la realidad?
El propósito
de la construcción es trascender las barreras de lo meramente visible para
acceder a los territorios de lo invisible. Más allá de esta luz, hay otra luz. Por
consiguiente, el perfeccionamiento del individuo no es el fin, sino más bien el
medio para alcanzar un fin superior, más allá de sí mismo y de su experiencia
vital: ver con los ojos espirituales y escuchar con los oídos espirituales para
conocer la verdad que sostiene al mundo físico, la verdad espiritual. Si el
hombre busca este fin, todas las otras cosas le llegarán como añadidura.
Las
religiones actuales, son el medio que utilizan muchos para acceder a esta
verdad espiritual y conseguir la trascendencia desde la vida perecedera a la
vida eterna en un paraíso o cielo más allá de este mundo y tiempo. Pero la
jerarquización religiosa ordena a unos hombres por encima de otros hombres,
discrimina entre aquellos escogidos a quienes se revela una verdad y aquellos
que son simples y comunes receptores de la verdad revelada, distingue entre la
interpretación y consenso de algunos y el asentimiento y resignación de los
otros, que usualmente son la mayoría. Hay poco de uno mismo en la
doctrina religiosa que se ha adoptado o heredado. Así, la revelación (este
quitar el velo) es un acto o acontecimiento elitista, reservado para unos pocos
que, posteriormente iluminaran el camino de cientos y de miles. Se desecha
entonces, la capacidad individual de vincularse con la realidad del espíritu,
se omite la posibilidad de progresar y acceder a una iluminación particular que
nos libere de las ataduras y padecimientos de este bello y pletórico mundo
material.
La religión
actual realiza apologías más de su propio dogma, que, de los frutos del
espíritu, a saber: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y templanza (Reina Valera: Gálatas 6: 22-23)
De la misma
manera, la pedagogía actual se ha centrado en el contenido parcializado de la
asignatura, más que en los procesos cognoscitivos, más que en las habilidades y
las competencias relacionadas a los objetivos de aprendizaje, más en el método
y las mediciones estandarizadas externas, que en el propio estudiante y su
desarrollo afectivo y espiritual. De igual forma, en que los prosélitos son víctimas
de sus líderes religiosos, los estudiantes son víctimas de muchos
pseudoeducadores, idólatras del resultado y la calificación, pero ignorantes de
la particularidad del alumno y de su proceso formativo único e irrepetible.
Tres efectos
principales tiene el fuego: ilumina, genera calor y trasforma. Pero antes de
que el fuego ilumine, genere calor y trasforme, este debe ser encendido.
Encender el fuego involucra aplicar una técnica adecuada de encendido. Imagine
el lector una chimenea, en las afueras llueve y es en sumo necesario encender
una fogata. Un individuo coloca en el centro de la chimenea un tanto de viruta,
unos trozos de papel o cartón, sobre ellos algunas pequeñas y delgadas ramas
secas y sobre ellas a su vez, algunos trozos de madera de forma ordenada,
dejando entre ellos espacio necesario para la circulación de oxígeno. Posterior
a este armado, provoca una chispa en el centro, esta gradualmente logra
encender la viruta, luego los trozos de papel, luego las pequeñas ramas secas,
luego y con mayor fuerza aún, los trozos de madera. Ahora, poco a poco el fuego
se torna más intenso, la pequeña chispa se ha transformado en una poderosa
llama. Es posible en este momento, que, si el individuo apaga la luz y cierra
las cortinas, la fogata ilumine; si el individuo se acerca, la fogata lo
caliente y si el individuo agrega más leña a la chimenea, notará como la madera
es transformada en brazas y luego en cenizas.
La hoguera es
entonces el producto de un accionar inteligente y orientado. Difícilmente el
fuego habría aparecido en el escenario vacío de la chimenea si el individuo
hubiese utilizado leña húmeda y si hubiese colocado de manera amontonada esta
leña en el centro sin permitir la circulación del oxígeno necesario para la
combustión, tirando ramas sobre los leños, papeles sobre las ramas y viruta
sobre los papeles. No es posible
encender fuego así. Incluso para iniciar
la combustión en un descampado, hay condiciones ambientales (humedad ambiental,
velocidad del viento y temperatura) que deben favorecer la aparición,
mantención y hasta la propagación del fuego.
Ahora bien,
desde el punto de vista filosófico y pedagógico de la gnosopedagogía, el fuego
representa el nivel más elevado de iluminación individual. Este estado
iluminado del ser, involucra más que la simple iluminación sensoriomotriz y la
compleja iluminación propuesta por el intelecto. Hay de esta manera, tres
estados de iluminación: la iluminación del cuerpo, la iluminación del intelecto
y la iluminación del espíritu. Así, de la misma forma que el fuego, la
iluminación individual es la resultante de un accionar inteligente y orientado.
Algunos sólo han alcanzado a iluminar su cuerpo, algunos sólo han progresado
hasta la iluminación del intelecto y otros han avanzado hasta la iluminación
del espíritu. Esta movilización o nomadismo del saber, es producto de una forma
particular y establecida de enseñanza y aprendizaje. Ahora bien ¿qué es la
Pedagogía Gnóstica y cómo aborda el desafío de la iluminación?
Defino
Pedagogía Gnóstica o gnosopedagogía como un enfoque educativo cuyas bases constitutivas
son la gnosis y la pedagogía. Gnosis es un término
griego que significa “conocimiento” o “saber”. Este conocimiento es uno
profundo, que trasciende las limitantes del conocimiento superficial y va más
allá del saber del cuerpo y del intelecto, facilitando el acceso o el
develamiento a una realidad o verdad espiritual. Por su parte, entendemos a la pedagogía como
la ciencia que teoriza sobre el acto educativo, sobre el cómo enseñar y cómo
aprender de manera efectiva en un contexto formal. De esta manera, la Pedagogía
Gnóstica o gnosopedagogía es un enfoque filosófico y educativo que a través de
un nuevo proceso formal de enseñanza y aprendizaje pretende el desarrollo y
desenvolvimiento integral del Mentor y del discípulo,
facilitando y promoviendo el perfeccionamiento gradual del ser, movilizándolo
desde el cuerpo y el intelecto, hasta el develamiento espiritual. La premisa de
la gnosopedagogía es que el ser humano es una entidad incompleta, que sólo
puede alcanzar su verdadero potencial a través de un proceso íntimo de
exploración, autodescubrimiento y autoconstrucción. Comprende de esta forma, la
existencia de un ser “auténtico latente”, esencialmente afectivo y
creativo, cuyas dotes y cualidades sensoriales, psicológicas y espirituales son
superiores a las ordinarias y que únicamente puede ser manifestado y liberado
por medio de una nueva forma de enseñanza y aprendizaje.
Por
consiguiente, la gnosopedagogía reconoce la existencia de tres realidades: la
realidad material, la realidad mental y la realidad espiritual. En
correspondencia, también reconoce la existencia de tres niveles de iluminación,
a saber: iluminación del cuerpo, iluminación del intelecto y la iluminación
del espíritu.
Para la
Pedagogía Gnóstica, el individuo es primero y está por sobre el colectivo. Sin
individuo no hay familia ni sociedad. Por lo tanto, todo proceso educativo debe
propender al servicio del hombre y la mujer, antes que a las exigencias de la
sociedad.
Para la
Pedagogía Gnóstica, la producción de un conocimiento material y funcional no es
el fin, sino más bien el medio para alcanzar un propósito mayor: la
verdadera liberación del espíritu del hombre.
Para la
Pedagogía Gnóstica, el actual sistema y modelo educativo está profundamente
enfermo y caduco, ya que no considera u omite deliberadamente la realidad
espiritual del ser y sólo se limita a la producción de saberes funcionales como
respuesta a las exigencias externas de la sociedad y su afán materialista.
Como
propuesta de cambio, la gnosopedagogía introduce además los conceptos de Mentor
y discípulo, reemplazando la actual nomenclatura de profesor y alumno o
educador y estudiante.
A diferencia
de un profeta religioso, el Mentor no debe manifestar ni enseñar verdades
reveladas de un mundo ajeno a él mismo, de una realidad superior. Este nuevo
educador más bien, debe guiar y sostener al discípulo en el
descubrimiento y construcción de sí mismo, manipulando material, intelectual y espiritualmente
su entorno. Guiar, involucra orientar sobre un camino, o ayudar a abrirse paso
de forma inteligente sobre un sendero; sostener implica mantener el peso
durante un tiempo. Por esta razón, el Mentor debe orientar, dar claves del
camino correcto en la manipulación afectiva e intelectual de fragmentos de
información sobre el mundo material, con el fin de sintetizar sobre el mundo
abstracto de la psique y el espíritu.
La Pedagogía
Gnóstica utiliza como método central de enseñanza y aprendizaje el Método
Psicopedagógico Afectivo Creativo (en sus siglas MPAC), presentado en mi
primera obra: “Homo Creative” (2021). Esta propuesta metodológica en
específico, así como todos los conceptos claves presentados con anterioridad,
serán tratados con mayor profundidad en secciones o capítulos posteriores de
esta obra.
Comentarios
Publicar un comentario